Llamadme Perdedor (Performance con P de Perdedor. Último capítulo)
Llamadme Perdedor. Les confieso, esta novela llega a su fin. No he querido desvelarlo antes por vergüenza, por intentar embaucarles, por autoengaño. La literatura performance es mentirosa, se deja llevar por los vientos, no es exactamente literatura. Les confesé que “esto” no tenía ni principio ni desenlace. No me vengan ahora con demandas. Perdedor, ese personaje cuyas peripecias no hacen más que cruzarse con mi vida, no es capaz de nada más. Hay que saber despedirse, como dicen las leyes no escritas del caminante. * Cuando tenía 26 años Patricia Highsmith escribió un brindis de año nuevo que decía: “Brindo por todos los demonios, por las lujurias, pasiones, avaricias, envidias, amores, odios; extraños deseos, enemigos reales e irreales, por el ejército de recuerdos contra el que lucho: que nunca me den descanso”. Durante tres años, en los dislocados capítulos de esta novela he visitado abismos, siempre con cautela, sin rehuir el dolor. He practicado el periodismo buzo, que es la...