La Muga Caula 2015









El dibujo es cuerpo.

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Septiembre. La Muga Caula.
Día 1
Teresa Ramírez y el performer Joan Casellas reúnen cada septiembre desde hace diez años, a un nutrido grupo de artistas internacionales en el pueblo ampurdanés de Les Escaules. Los mezclan con los 46 habitantes del pueblo y durante tres días conviven intercambiando experiencias e integrándolos en la vida de la bella población. El encuentro rememora la visita que Marcel Duchamp realizó al salto de agua calida que hay a las afueras de Les Escaules, y lleva por título La Muga Caula (algo así como “frontera cálida”). Este septiembre Joan me ha invitado a dibujar y a participar con un par de acciones en el encuentro de performers. Entre la selección internacional de artistas, los hay tan dispares como el argentino Daniel Acosta, la performer afgana Kubra Khademi, Ana Matey, Kamil Guenatri, el escultor Joseph Masdevall, Susana Villanueva, Bárbara Zagora Cumpián, la gallega Ana Gesto, Ester Xargay o mi viejo maestro dadá, Carles Hac Mor. Aunque he visto fotografías y he hablado algunas veces con Casellas del festival que perpetra desde hace 11 ediciones, desconozco el tipo de sinergias que crean entre habitantes, espectadores, público, artistas. Pensé que se trataría de uno de esos festivales en los que se suceden las acciones artísticas sin ton ni son, entre aplausos, espectadores despistados, comidas regadas con abundante vino, charlas fortuitas. Lo que no esperaba encontrarme era una especie de “corazón colectivo” algo herido, multirracial, multireligioso y postdadaista, una comunidad sincronizada en los afectos.

Los padres de Teresa Ramírez adquirieron hace más de cuarenta años una casa en Les Escaules, con la intención de convertirla en “casa pairal”, es decir en una especie de casa solariega que agrupara a la familia y se convirtiera en nexo de unión de patrimonios para futuras generaciones de los Ramírez. Cuando el padre de Teresa le explicó a Joan que Duchamp había estado en Las Escaules varias veces, el prurito investigador de Joan se activó, e intentó encontrar documentos sobre tales visitas. Los encontró, y el año que se cumplía el 40 aniversario de la duchampiana visita al salto de agua de Les Escaules, decidió montar un festival-encuentro de performers para conmemorarlo. Así nació La Muga Caula. Elfestival ha acabado por convertirse en un referente internacional, que atrae a multitud de admiradores de Duchamp, de Casellas , del performance art, o de las experiencias más o menos transgresoras del sur de Europa. Para mi es una oportunidad de reencontrarme con viejos conocidos y amigos, así como de ver el esfuerzo titánico que han hecho Teresa y Joan por colocar este festival en los circuitos internacionales.

Salgo del Montseny a medio día. Conduzco mi moto viejona por carreteras secundarias muy cómodas. Estoy emocionado. No sé lo que voy a encontrar, pero desconectar de los problemas del Museo Nacional, alejarme de la cotidianidad familiar, conducir mi máquina soltera hacia lo desconocido, me estimula. Les Escaules es un pueblo cercano a Figueres, situado en una cordillera prepirenaica de triste recuerdo para todos aquellos que tuvimos abuelos que huyeron a Francia cuando la Guerra aquella de la que nadie habla. Llego todavía de día y me reciben Teresa y Joan con sumo afecto. Saludo a Carles Hac Mor, a Ester, me encuentro con el activista dadá Pere Sousa, conozco a Kubra Kadhemi, a Susana Villanueva, a Kamil Guenatri. Me presentan gente sin parar, cuyos nombres olvido al instante. No sé diferenciar muy bien entre organizadores y habitantes del pueblo. La familia Vila me acoge en su coqueta casa rural. Me han preparado una habitación con esmero y mimo. Me dan las llaves de la casa para que disponga de total libertad de movimientos. El llavero es una ballena beluga de plástico. No puedo evitar sonreír. La ballena me persigue. Casellas me enseña la camiseta oficial del encuentro que han hecho a partir del dibujo que me encargaron meses atrás. Es francamente bonita. Más presentaciones, cena, primeras acciones improvisadas, ambiente festivo. Nos retiramos a dormir ligeramente chispos, a hora temprana. Al día siguiente nos espera una jornada larga con la actuación de nueve de los performers invitados. 

Día 2
He dormido como hacía tiempo que no dormía. En Les Escaules el silencio nocturno es total. Hace unos veranos un enorme incendio azotó los bosques y colinas, desnudando de vegetación los parajes que circundan el pétreo pueblo. Los vientos y un sol frío, secan el clima. Sequedad y desnudez que confieren al paisaje de cierta profundidad, digamos, metafísica. Después del desayuno comunitario, me pierdo un rato entre matojos y pedregales, en completa soledad buscando comunión “metafísica” con el entorno. A las 11,30 empiezan las acciones. Kamil Guenatri me subyuga. Un artista, escritor, performer, de exquisita sensibilidad. Kamil tiene reducida la movilidad del cuerpo y se desplaza en silla de ruedas electrónica. Donde otros hubieran depuesto las armas, Él encuentra un punto de tensión poética hipnótica. En la performance que nos presenta, un asistente le ayuda a dejar su silla de ruedas y le tumba en el suelo sobre un montoncito de clara de huevo batida a punto de nieve. Le desnuda los pies y los cubre con arena de playa. Luego, desde una escalera de mano, empieza a verter sobre el rostro de Kamil un ovillo de lana azul Prusia. Lentamente va cubriendo el rostro hasta anegarle en lana, mientras a cierta distancia el ordenador con el que el Artista da órdenes a su silla electrónica, emite sonidos de oleaje mediterráneo. Me desmonta ver a Kamil poner en riesgo el rostro. Cuando el ovillo ha quedado totalmente desmadejado, el asistente libera la cabeza de Kamil y desentierra sus pies. Coge al Artista por las vidriosas piernas y lo arrastra varios metros dibujando una larga línea de tierra y espuma batida, con la espalda y la cabeza de Kamil. Al otro lado de la habitación, tumba a Kamil sobre un costado. Rompe un huevo y sitúa la yema en el oído del Artista. Dibuja con espuma batida los rayos de un sol en el que la yema es el astro. Gira de nuevo el cuerpo de Kamil cuyo rostro aplasta el sol contra el suelo del local. Acaba la acción. No sé muy bien lo que he visto. Quedo profundamente impresionado por un performer que ha puesto al límite sus límites corporales, con un alfabeto poético categórico a la par que sencillo. Con Oscar Abril Ascaso analizamos lo que acabamos de ver. Oscar cree que el asistente de Kamil también es corpus perfomático, no sólo actor. No estoy en desacuerdo, aunque sostengo que lo que acabamos de ver es algo a lo que no sé denominar de otra manera que neo-cuerpo. Kamil en su acción no solo ha deconstruido el mar, sino también la experiencia corpórea saltándose todos los límites que conozco y utilizando a su asistente para ello (en días posteriores visito la página web de Kamil Guenatri y confirmo lo excepcional de este poeta).

Las acciones se suceden durante todo el día, pero no consigo olvidar a Kamil. Susana Villanueva utiliza códigos del mundo de los clowns, Ana Matey presenta una liturgia del vino llena de críticas de género. Daniel Acosta es un chamán en cuya acción me pierdo un poco hasta que de repente, obliga al público a hacer un gran corro y les hace rodar y rodar hasta quedar atrapados en un gran abrazo. Joseph Masdevall nos grita números de bingo desde una cordillera alejada varios kilómetros. Bárbara Zagora Cumpían, jovencísima performer, declama sobre los límites y las pérdidas, y desnuda su cuerpo mostrando extrema fragilidad. Carles Hac Mor nos hace reír a todos con un discurso ácrata que desmonta todos los valores establecidos sobre arte y triunfo, y se anuncia como profeta de la antimagia, que es una especie de magia torpe que nunca consigue su objetivo mágico.

Kubra Khademi se ha hecho tristemente famosa por tener que abandonar Afganistán después de llevar a cabo una performance en las calles de Kabul. Armor, que así se llamaba la acción, consistía en un paseo de apenas 10 minutos por el centro de Kabul, vestida con armadura de formas femeninas. Una protesta contra los abusos que sufren a diario las mujeres afganas. El caso es que no pudo ni acabar la acción ante la virulencia de muchos hombres que la insultaron y zarandearon durante todo el trayecto por las calles hasta casi llegar a la agresión física. Una amiga tuvo que sacarla en taxi de allí a toda prisa. Los días posteriores a la acción la cosa no mejoró. Kubra recibió insultos y amenazas a través de las redes sociales, al punto de tener que abandonar el País y pedir asilo en Francia, temiendo por su vida.

Todos estamos muy impresionados por el compromiso de esta joven artista. En la breve acción que presenta en esta segunda jornada de La Muga Caula, se presenta frágil frente a un público que espera de Ella. Pero Kubra no hace nada. Intenta subir al escenario trepando, sin conseguirlo. Sube al fin por las escaleras, se planta frente a un micrófono, y no dice nada. Todos estamos algo compungidos ante esa muchachita menuda que nos mira con temor. Kubra abandona el escenario tras unos minutos en silencio.

Cenamos, bebemos vino, hablamos de lo visto durante la jornada. La noche cae, es fresca. Bebo orujo de hierbas sentado en la plaza principal del pueblo, sentado junto a Teresa que me cuenta cómo llegó su familia a Les Escaules. Me retiro a mis aposentos paseando despacio por los callejones. Subo las solapas de mi chaquetón y camino sin hacer ruido.

Dia 3
En el último día de La Muga Caula, Joan nos pide a todos los performers invitados que llevemos a cabo acciones simultáneas, repartidos por el pueblo y los paisajes colindantes. No sé lo que hacen los demás. Yo modifico algo mi guión inicial y decido hacer la segunda parte de la acción del día anterior. Ayer me descalcé y caminé por las calles del pueblo. Extendí una manta térmica (dorada por un lado, plateada por el anverso) en el suelo. Pedí a alguien del público que dibujara mi silueta con rotulador sobre la manta. Kubra se ofreció a hacerlo. Una vez dibujada la silueta, la recorté y la llevé flotando hasta la puerta de la iglesia. Con cinta adhesiva la enganché a la puerta y llamé repetidas veces. Toc. Toc. Toc. Nadie contestó. Pasé el resto de la noche descalzo.                                            
Esta mañana he paseado de nuevo por las calles de Les Escaules. Una puerta cerrada ha llamado poderosamente mi atención. Se parece muchísimo a la puerta que utilizó Duchamp para Étant Donnés. Casellas ha investigado sobre los orígenes ampurdaneses de la puerta de Étant Donnés, hasta descubrir que Duchamp la compró en un anticuario de la Bisbal. Decido utilizar la puerta de Les Escaules. Me descalzo y camino por el pueblo hasta llegar a la iglesia. Desengancho, no sin dificultad, la silueta dorada. La agito al viento y conduzco hasta la puerta duchampiana. Engancho la silueta aunque ha quedado algo rota por el trayecto. La puerta está muy sucia. Limpio con un trapo húmedo las tablas de la vetusta puertezuela. Cuando he limpiado la primera capa, me descamiso. El calor es sofocante. Sigo limpiando las tablas de la vieja puerta, pero esta vez con mi saliva. Estoy en silencio. Miro teatralmente por el agujero de la cerradura. Limpiocon mi saliva. Los bajos de la puerta saben a pis de perro. Sigo limpiando. Miro por el ojo de la cerradura. De repente, empiezo a ver. Tras la puerta hay un edificio derruido que parece realmente antiguo. Los haces de luz se filtran entre la ruinas. Eshermoso. Tras limpiar durante dos horas la puerta, me detengo.  Estoy agotado. Frente a la silueta adhesivada, cierro los ojos, descanso. El público pasa junto a mí. Unas manos pequeñas y muy cálidas se detienen en mis dorsales desnudas. Son manos femeninas. No abro los ojos. Respiro lentamente. Sin dejar de posar las manos, la desconocida sopla una línea recta sobre mis espaldas. Se retira. Una performance dentro de una performance. Acabo cuando suenan las campanas de la iglesia. Cuando alguien retire la silueta dorada, encontrará debajo otra silueta de polvo dibujada con la vieja suciedad de la puerta.

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Mientras me visto, una de las voluntarias de la organización me avisa de que Kubra aún no acabó su acción, y de que no me la puedo perder. Me encuentro a M y a mi hija Lucía que pasean por el pueblo viendo acciones. -La performance de Kubra es muy fuerte- dice M. Corro hasta salir de les Escaules. Kubra yace en la carretera, vestida de negro, simulando estar muerta. Dos chicos se turnan en ir empujándola a patadas por la carretera. La idea es ir arrastrando el “cadáver” hasta el pueblo. La imagen es insoportable. Días antes de ir a Les Escaules me había informado un poco sobre los performers participantes. Leí varias entrevistas a Kubra en las que explicaba las consecuencias de su acción Armor. Para entender un poco más el contexto busqué sobre Afganistán. En Wikipedia leí que:
“Según una encuesta realizada por la Thomson Reuters Foundation en 2011 y el International Rescue Committee, las mujeres corren mayor peligro por la falta de acceso a la medicina y la violencia de sus congéneres que por las bombas y las hostilidades que continúan. La violación no está penada por la ley. Las mujeres deben taparse la cara para poder ver a un hombre que no es su marido ni su hijo. Para ello se cubren con el burka completo (pieza de tela que cubre la cabeza y deja sólo una rejilla de tela para ver). No pueden salir solas de casa. El castigo por mostrar los tobillos, usar tacos altos, lavar ropa en público en, por ejemplo un río, asomarse al balcón de su casa, viajar en taxi sin su dueño ( padre, hermano o marido), aparecer en revistas, libros, la televisión, la radio o en público incluyendo el acceso a los baños públicos, ir a reuniones donde haya varones extraños, estrechar la mano o tocar a un hombre que no sea su marido, es el azote público. A diferencia de años anteriores, las mujeres tienen prohibido estudiar (excepto la religión), trabajar, hacer tratos comerciales, usar maquillaje, pintarse las uñas, reirse en voz alta, vestirse con colores, ser fotografiadas o filmadas. Los derechos constitucionales de las mujeres son avasallados contínuamente y las mujeres que quieren dedicarse a la función pública o a la política son perseguidas y acosadas. A pesar de que la nueva Constituciónafgana de 2004 prohíbe cualquier tipo de discriminación y distinción entre los ciudadanos de Afganistán, se sancionan leyes inconstitucionales contra las mujeres, como la que las obliga a obedecer las exigencias sexuales de sus esposos y otorga a los mismos el derecho a retirar la manutención básica, incluyendo los alimentos, si ella se niega o la que da la custodia de los hijos exclusivamente a los varones. El 80% de las mujeres sufre violencia doméstica, conducta que no está penada en Afganistán. Los cambios desde la caída del gobierno taliban son cosméticos. Los cambios de la nueva constitución no son respetados y las mujeres continúan padeciendo los mismos problemas a pesar de las supuestas mejoras en las leyes. El matrimonio forzado, el matrimonio de niñas menores de edad y la violencia doméstica son prácticas muy extendidas y aceptadas. Las mujeres víctimas de violencia sexual son encarceladas acusadas de crímenes contra la moral. Las mujeres que huyen de sus casa por malos tratos también son encarceladas.”


La imagen de Kubra yaciente, empujada a patadas, me resulta insoportable. Sin meditar, les digo a los asistentes de Kubra, que voy a intervenir. Me dicen que no saben si pueden permitírmelo, que no tienen instrucciones al respecto. Les digo que esto no es teatro, que esto es Performance. Cojo a Kubra en brazos y la llevo hasta el centro del pueblo. Allí la dejo en un banco y le susurro que por mí, la performance ha finalizado. Me desmorono. Estoy exhausto. Muy cansado físicamente pero, sobretodo, afectivamente descolocado. Necesitaré muchos días para recolocar todos los afectos.

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La Muga Caula es mujer. 

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Día 3
Algo sucede y ya nada vuelve a ser lo mismo. La artista Eugenie Kuffler me escribe. Nos conocimos en La Muga Caula. Descubro que es Ella la desconocida que me impuso las manos en la espalda durante mi segunda performance. Eugenie Kuffler escribe y me hace llorar. 

"Yes she is dead, she is dead there on the macadam, a small body in a long black shift lying in the hot sun and a young man is turning her over and over, pushing her with his foot, rolling her up the hill. 

What is this? Art, only art, but it is hers because she lived it and mine to watch in silence. Kubra. She is lying there in the road just beyond the waterfall, the famous waterfall of the Muga Caula in front of which Marcel Duchamp himself sat, there’s proof, there’s a photo of him sitting at a table looking vaguely into the distance, the waterfall is behind him. Yes, art -train tickets, food, lodging, fame, fortune and defeat… But there she is, Kubra and she is all the Syrian refugees that don’t make it over the border and she is the Afghan woman who was lapidated because she went out with out a chador, « It’s her fault, it’s Kubra’s fault, they screamed, she started it, showing her big metal butt in the street, who the hell does she think she is*! » A small dead body rolling in the hot sun… Gimme shelter !

Last night it was different, each performer had been allotted 10 minutes, not enough time for Kubra.  She had walked nervously up and down the communal hall of this small village, Las Escaules in Catalunya. Thursday night there had been 300 people in the hall for the folkloric Sardana dance festival, last night there were 150 watching performance art.  Kubra had walked up and down between the long dinner tables and at each turn she’d left something behind – her hand bag, her sweater, her shoes - she had tried to climb up onto the stage but the rampart was too high, maybe with out her shoes… she had returned to the other end of the hall, stood in front of the lavatory, waited for someone to come out… 150 people waited for someone to pee so that Kubra Khademi, the performance artist could pee behind a closed door, then she’d had walked quickly back to the stage, still could not hoist herself up, had gotten up via the stairs and then stood in the centre of the stage in a black shirt, black stockings, black skirt, she didn’t seem to know what to do, she was all nervousness, it was theatrical… but this afternoon in the early afternoon hot sun of Sunday, September 19, 2015, there she is dead on the macadam and a young man is kicking her up the hill.

He rolls her to the side when cars pass, puts his foot on her to keep her body from rolling into the ditch. One driver is disgusted at the sight of this show and mutters « La Muga Caula !», another driver asks if he can help. Mireia Zantop, a performance artist from Barcelona, blocks the movement of the body, but the young man pulls her away shouting « My wife! », Mireia lifts the body but she can not carry it and she leaves shouting « Maybe your wife but not your body! » I am glued to the scene, but I too leave, in 20 minutes I will participate in the dada marriage of Joan and Teresa ! I’ll be
the vestal; I’ll strike the Tibetan bowl and add a vibration and an image that will help bring the dispersed crowd into the gloomy hall with its slick concrete floor.  I have a job to do, the stuff that troubadours and jesters do to survive

I hurry up the hill, Martin, the master of ceremonies who has planned this surprise performance will be waiting anxiously in the village square, he so wants to marry his friends, he so wants their union to be eternal. Ah, but here, on the right side of this medieval alley, Lluis Alabern, that handsome fellow who performed yesterday in the village square. He had laid down one of those super thin shining gold sheets that Doctors
with out Frontiers distribute to protect refugees from the cold or the heat, he had lain on top of it, had signalled to Kubra to draw around his silhouette, had risen, had cut out his
Yes she is dead...

silhouette and then had walked down the second narrow street of this village with his golden spirit floating behind him in the late afternoon wind.  Ya está…

We followed him to the church where he scotched his silhouette to the wooden door of the old, old church and then he knocked on the door, but no one opened it, so he knocked again, but still no one opened the door and his frail golden spirit spent the night rustling in the wind, scotched to the door that would not open.  I’d seen him later in the evening.  « You gotta problem with the church? » « I went to a Jesuit school » he said and touched his heart in pain… Ah so, I know about that, my brother went to a Jesuit high school, never got over it, poor dude...

So I am scurrying up the alley and there is Lluis standing in trance in front of his door. I’d seen him there this afternoon, for this was the afternoon of simultaneous 2 hour performances and the crowd of Muga Caulistas had watched him with his battered golden spirit now scotched to another door while he, penitent, washed the wood with a sponge and used his spittle to polish the metal bolts so typical of Spanish, of Catalonian doors, there were many bolts and he was polishing them all. Surely this door would open to this pitiful penitent. Ah, for Christ’s sake, Lluis !

So I am scurrying up the hill and there he is in a trance standing in front of the cleansed door to which his tattered golden spirit is glued, his arms opened to his sides. Martin, spare me a second, I gotta lend a hand to this poor devil… I put my hands on his broad shoulders, they are strong, but they’re all tied up beneath his stout neck and balding head. He doesn’t move, his eyes are closed, I move my hands just enough to find the shape of his muscles, to let his energy flow through me and down and out in waves and then without touching him, I move my hands around his head, his shoulders, his legs and then I scurry on.

I mess around at the square. It’s often like that, nothing seems to be happening but I must get ready for my part – show up, shut up, keep up and then all of a sudden! Lo and behold! Here comes Lluis ! And he is carrying Kubra’s corpse in his arms, holding her small limp body against his chest!

Lluis, Lluis, the door has opened, you are, carrying the body of Christ, you alone had the strength and the right to pick up that small battered body and depose it on the bench!
But Lluis has gone, he is hiding his tears in the medieval stone arched stable beneath a house on the square and Kubra is already sitting up and now she is standing and adjusting her shift while Lluis cries in the stable. Later Kubra said, « Something good always happens at my performances, I was bruised by the man who rolled me over and over on the macadam with his shoe, but then somehow, somewhere, another man, just the opposite of the first man, a man who is strong and gentle lifted me up and brought me to safety".

                                                                                               
                                                                                           

                                                                                            


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